Recuerdo, no hace tantos años (bueno, a lo mejor sí), cuando trabajaba de monitor de vela, cómo me pasaba mis días de verano gimoteando como un abuelo del cansancio que tenía en todas y cada una de las partes de mi cuerpo. O cómo después de una noche de copas me levantaba sin apenas haber dormido una hora, o a veces ni eso, para ir rápidamente a la playa. Cómo, aún tronando, nos metíamos a la zodiac, sorteando las rompientes de la playa, con lluvia, viento y frío.
Recuerdo hacer dobles turnos, mañana y tarde, cuatro horas por turno, más todo el trabajo de recoger y desaparejar. Me acuerdo que muchos años lo hice sin cobrar un duro.
Recuerdo a mi exnovia decirme, ¿pero, por qué lo haces? Descansa esta semana y relájate... obviamente no le hacia ni caso. El caso, es que pasados algunos años, trabajando ella también de monitora finalmente lo entendió y me dio la razón. El mar engancha. No sé que tiene, pero engancha. Terminas por quererlo y necesitarlo.
Por eso, no he podido evitar sonreír al ver el anuncio de la Barcelona World Race 2010. Indudablemente no puedo compararme con esta gente, auténticos súper hombres/mujeres. Y lo mío no dejaba de ser un mero entretenimiento veraniego en comparación, pero el sentimiento es el mismo.
¡Buen viento!
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